domingo, 15 de noviembre de 2009

Como dos palomas que se acercan en el horizonte...

Como dos palomas que se acercan en el horizonte

Ya son cada vez más grandes los amores, las traiciones…

Y al fin, cara a cara, enfrentarlos queda ¡

Como dos gotas de agua, iguales, tan cristalinas,

tan redondas y perfectas.

Hay pero la caída ¡Que dolor, que explosión¡¡

Se siente hasta en las extremidades ¡

Como dos rayos de luz energizados, bellos y arcorizados

Hay la unión hace el mismo rayo una mezcla intensa,

Tan años luz…

Como dos girasoles solitarios en un grande jardín

Tan poco bellos no se verá si yo estuviera triste

Como así es de hermosa la belleza en su amanecer,

Así muchas veces hasta espanta,

Como un niño que se esconde tras las faldas de la madre

No es por cobarde, no, no lo es.

Lo es porque le causa miedo ¡


Como dos manos entre manos

Como dos cuerpos, existen dos abrazados.

Como un gran amor:

El amante y la amada; el amado y la amante,

y si alguien está amando

Saca tus propias conclusiones como la está pasando.

Entonces como dos ramos de rosas

Saber cual es más hermosa

No causa diferencia, causa regalarlos…

sábado, 24 de octubre de 2009

El ultimo viaje

Mi vida es un viaje que se acaba con la muerte. Ahí empieza mi próximo viaje, un sabor ya a muerte.

Quizá agradable, quizá monstruoso, quizá misterioso.

Pero os daré ese viaje muy pronto, que no sé cuando sea, ni quiero saberlo.

Yo ya soy un viejo mendigo de alegrías y de andar lerdo, que va acompañado por estas calles desoladas y tristes.

Soy la última gota del mar.

Mi alma trepa la lentitud de mi sombra.

Mis ojos ya son montañas derrumbadas, un terreno que antes fue jardín.

Mi mirada es una nube negra que se va borrando en la claridad de la luz. Un suspiro entonces, es un aviso al próximo viaje, un recuerdo de:

“que bello viaje hice”.

Los amigos me dieron la felicidad de trotamundos. De naturalidad embellecida. De gracia eterna. De brazos siempre abiertos.

Mis manos ásperas, como ásperos los verdes y bellos cactus.

Las líneas de mis manos son el camino recorrido a la ventura.

Mi voz ya bajita ya no son ecos en la selva, ni grito eufórico, son murmullos.

Un palmo en el hombro es, entonces, un golpe que duele.

Mi vida un océano de experiencias, mi cuerpo, ahora, mi propio ataúd.

Mis pensamientos mansos como las hojas de los arboles enamoradas por los suaves vientos, y lo que ni dios ni el más vil de los hombres ha vivido en esta, mi aventura.

Un paso es entonces un reto, el segundo y el que viene, la gloria.

Enrique chaz

martes, 8 de septiembre de 2009

En este momento...


Escucha en el silencio, deslizar el movimiento de mis manos sobre tu piel nevada y dócil. No te entumezcas, déjate llevar tan solo por unos instantes eternos con pausa para seguir con un “después” en otro amanecer, en otro momento; cuando el amor sea primavera en cualquier estación del año, en cualquier segundo perdido y jamás olvidado.

En este momento en que la hoja verde flota en el rio, los delfines nadan libres en el mediterráneo, y mis pensamientos hablan de ti, flotando libremente en tus sueños: arráncate de esta realidad y dancemos en nuestra naturaleza.

Cortemos con recelo el beso que nos damos. Encendamos más la flama que nos quema. Bebamos más de nuestras anatomías para embriagarnos.

Apaguemos más las luces para seguir conociéndonos. Volvamos a repetir lo que hicimos hace unos segundos, y lo que pensamos hacer después de esto. Abriguémonos más de lo que ya lo estamos, hablemos menos y hagamos más de lo que ya hicimos y digamos por fin ¡Te amo!

viernes, 28 de agosto de 2009

Nuridiano


1acto:
sus ojos cansados de llorar lagrimas de alegría.
su vestido embellecido por el frágil telar de su alma.El viento que lo agita.

Las palabras que alimentan cada paso que da en las calles de la vida, en un viaje interminable.
Su sonrisa ya anclada en el misterio del presente se va haciendo recuerdo vivo.
De parpados enrojecidos, de labios constantemente húmedos, y que el viento no puede secar. En vano el intento.

Al abrir sus manos hacen camino de las aguas que desembocan en el océano de su alma. Ahí donde se estanca eternamente la experiencia del vivir, Vivimos del h2O.

2acto
Miré sus ojos a través de sus palabras, a la vez que me abría camino en su aventura. Ahí en un momento me paré y le dije ansiosamente y cavándole la contemplación en su ojos:
-¿cómo es que los hombres mueren porque están vivos? y ¿porque vivimos más cuando todo lo sabemos a muerte?
Seguí caminando: ella se quedo ahí en el mismo lugar atónita y pensativa. Seguidamente bajó su faz y musitó:
- Es que mientras unos se van, otros se van quedando quizás para esperar quienes también nos esperan y que quizá próximamente se irán en busca de la vida...
¡Es la ley de la vida! y solo el recuerdo es el más vivo en esta caso¡¡¡

jueves, 30 de julio de 2009

El hombre en la oscuridad

El brillo del cuarzo de cristal que se enpaña
el verso lleno de coraje de un hombre que clama justicia
el barro fermentado, acicalado. Es destruido por las huellas
de unos viejos pies descalsoz.

la luz de la luna, la oscuridad de las sombras.
el silencio de la noche , el penar de las ánimas.
llegó al amanecer arrastrandosé por los suelos ya secos.
mirada fatigada, casi en el olvido.
el aire que parecía faltarle, y cargando una gran deuda: ser féliz.

ojos y abrazos bien abiertos. ruidos de vida.
la voz de una mujer preocupada, decía: ayudenlo
apunto de hablar. cayó en desmayo, mientras lo intentaban cargar.
su espiritú salió de su cuerpo a seguir clamando justicia que nunca...

sábado, 25 de julio de 2009

Poema para la imaginacion I

Armonioso cantar, en la alborada teñida de tiniebla, que se deja ver entre los arbustos.

Respiro profundo, vida; que entre mis caminos son tierra seca y de barro fermentado y sucio, mi espíritu el polvo que se expande por todo el aire.

Bajo los profundos ríos, ahogado, Salí a flotar sobre las aguas inocentes, desmayado. Créanme pude volver en sí. Sin que nadie me auxiliara.

¡Oh que bella! su figura meneada por el aire que hace, a la vez, aumentar su volumen. Cálidos colores. Hermosa figura que deshace en polvo oscuro, mi leño, para después dejar su rastro en mi tierra llana. ¡Apágate de una vez que ya no adoraré más tu beldad!

Gritos enfurecidos, rastros sangrientos y brutalmente desmayos de muerte. Dame de tu piedad, que os necesito ahora saber que estoy vivo al fin. Dime tu verdad. Porque has hecho de mí un hombre cobarde. Porque habéis hecho de mí, mi oscura vida. Pude haber hecho algo más. No pude salvarlos. El miedo me peso demasiado que quedé tendido sobre la tierra.

martes, 19 de mayo de 2009

Un solitario que habla del amor y la muerte

   Y vagas en condenas mías, tan mías. En condenas dulces, ajenas, sabrosas,  a veces hasta ultrajadas sin permiso y sin piedad.

La vida se va paso a pase, y el viento libre tras choca manoseando tu cuerpo frío, blanco, ligero y hasta hermosa… ¡hay! y si tapara con mis manos tu rostro por un momento, habré aprendido tu semblante en mi memoria,  y empezaré a mirar en tus ojos ocultos como el manto de la noche, la mar, y mojarme en ellos,  para después huir reteniendo tu frágil aspecto.

En la orilla pasos húmedos de un triste caminante, solitario, que de ambula sin horizonte, sin orbita, sin sol ni sombra que la siga…

Hay la sombra melancólica dibujada en la oscuridad, la luz a veces la delata: ahí está!

La muerte, la penumbra, hay que nostalgia tan agridulce. Pasos elegantes y  lejanos, sus toscos sonidos ya viejos dan al alma, su  guardería en la oscuridad.

Oh muerte. Muerte más viva, en vida es la más dura y fatal. Es una muerte sencilla la de los humanos simples, pero el del verdadero hombre, aquel que ha sabido vivir, ha muerto en vida muchas veces, como muerto en vida muchas veces, tantas veces ha vuelto a la vida misma para asustar y correr a la muerte.

Vida, que la muerte no te asuste, que te comprenda, y ni te sorprenderá. ¡Hay!  ¿y el amor?, el amor déjalo fluir sobre ti, llénate de el, y después déjalo asistir en otro cuerpo amante para compartir… Hasta el mejor de los extraños amores, matan en vida.

Enrique chaz

miércoles, 13 de mayo de 2009

La flor que nació en la orilla de la mar














Es tarde, salí a caminar un rato. La luna esta haciendo cada vez notar su presencia. La briza me enfría el cuerpo. Me he puesto a pensar mucho; el pasado ha traído a mí ser, un presente muy comprometedor.
Solía caminar a menudo por las orillas de la mar, a relajar los pies o a disfrutar de su encanto. Esta vez me aventure a hacerlo, después de casi un mes.
Ya se van viendo borrados a lo lejos mis pasos. He caminado más de 15 minutos. No he llegado a nada. Ni a nada llegaré si no tengo las ganas de hacer lo contrario.
Todos pensaran, que hombre infeliz camina por las orillas de la mar, a estas horas de la noche y a solas. Torpemente tropezando con las pequeñas dunas de arena. Todo se va haciendo a la mar, que va y viene con sus congeladas aguas. No sé mucho de la vida, pero se mucho de vivir.
En fin, me detengo inesperadamente, como si algo me obligase a hacerlo, sin quererlo, ni sentirlo. Me siento en la arena. Observo el horizonte, todo se muestra muy fastuoso y tímido, todo está casi a oscuras, salvo, las zonas en que la luna derrama su luz. Alguna vez vine a estas horas acompañado. Ahora ya no hay rostro femenino reflejado en las aguas, ni mano que apresar con temeridad, y ni cabellos del cual respirar su aroma, no hay nada, más que la tímida luna que se refleja en ella. Pienso mucho. A mi alrededor, la penumbra oculta nostalgia. Hago hacia atrás mi cuerpo y me dejo caer sobre la arena. Las aguas mojan airosamente mis pies y se vuelven hacia dentro. Vuelvo mi rostro a mi derecha y ante mis ojos, una flor. Lo más hermosa, lo más viva, lo más radiante. Me digo: no estuve sólo en esta noche cruda, oscura y acongojada; alguien oía mis pensamientos, alguien estaba a cerca de mí: una flor increíblemente nacida en la orilla de la mar; en una tierra que no es su tierra.
Chaz

martes, 14 de abril de 2009

La niña está feliz.

La niña está feliz…

La niña está feliz. Su sonrisa es pequeña y curvada perfectamente. Al sonreír  se sonroja  y al sonrojar me mira. Ella sonríe. Su dulzura se despega al no resistir hacerlo, es tan peor su felicidad de ahora, lo hace con tantas ganas que hasta yo le siento lo feliz que es. Disfruta del viento y gira en redor.

 Ella ríe, yo le miro desde un poco lejos. Me regala su sonrisa una y otra vez.  Su naricita es tan pequeña.  Sus labios están perfectamente bien dibujados, son rosaditos y más rosaditos al apretarlos, algunas veces se las note pintadas de rojo, jugaba a ser mayor. Sus dientes son perfectos, uno  bien pegadito del otro; a mí me gustan sus dientes de adelante, o es mejor decir todos, o no losé, será porque es lo primero que tocaría con la punta de mi lengua al besarla, me gustan mucho son tan blanquitos como los dientes de leche de un recién nacido.  Sus ojos son celestes, tan celestes como el crepúsculo. Pareciese tener incrustadas en sus pupilas cuarzos de cristal.

Mira a su derecha, mira  a su izquierda; me gusta  mucho el perfil de su rostro, me encanta. A veces al reír su mirada coqueta se ve lanzar hacia el cielo para después dejarla caer sobre mí haciéndome sentir una sensación que me es muy difícil describirla, pero disfruto esa caída tan hermosa, tan exacta, y empiezo a sonreírle. Yo le miro, ella me mira, los dos nos miramos, tan conectados estamos. Se sonroja y me baja la mirada para lanzármela una vez más. Una lágrima alegre que cae en la mar.

Ella  se levanta de una roca en donde se encontraba sentada muy cerca a la orilla del mar.

Sus manitas son pequeñas, tan tiernas, se mueven tan suavemente. Tan delicadamente como si estudiase muy bien cada meneo que da. Ella empieza a bailar, parece estar bailando  con  las olas del mar, a la vez que canta con su fina voz que nace desde su vientre maduro. Yo le escucho tan atento.  

Se encuentra en la orilla. Sus pequeños piececitos al saltar revientan el vaivén de las aguas. Salpicones de agüitas saladas caen a su alrededor; unos saltan juntos, unos más lejos, unos tras de otros, unos más grandes que otros.

Parecemos niñitos. Yo la llevé a pasear por toda la orilla del mar de la mano. Por un momento ella se alejó de mí, es cuando yo le miraba sentada en la pequeña roca desde donde me regalaba su mirada.

Es una mujer muy exquisita, tan sencilla e inteligente, es ahora una mujer madura.  Sus cabellos se ven jugar tan felices; algunos están trenzados, otros más  libres. Ahora libres y cortados.

Me acuerdo que también de pequeña adoraba  treparse, caminar en las ramas gruesas de los árboles. Yo le acompañaba era tan feliz.  Eran los árboles más grandes. A veces se prendía tanto de uno de los brazos del árbol como diciendo “éste árbol es solamente mío”. Es una mujer que ama la naturaleza. Me gustaba desde entonces. Le adoro más ahora porque no ha cambiado, yo también soy feliz. Ni de trepar árboles, ni dejar de hacer yoga, ni de amar la naturaleza. 

Sus trajes son tan extrañamente bellos, hacen verso con su piel blanca, de vainilla; ahora de fresa madura.

Yo empecé besando tantas beses con mis ojos, sus ojos; lo que no  pude fue besar su frente cuando la conocí. Hoy es parte de mí. Yo no la suelto de mi mano, pues también lo es, también lo es…

Caminan los dos juntos por la orilla del mar, por ahi se van...

Enrique chaz

lunes, 13 de abril de 2009

...en busca de escribir¡¡¡

Aquí  con algunos rayos de sol que se van abriendo  hasta su final trágico que se encuentra en el papel, en donde me atrevo a escribir una vez más:

Camino a mi aventura. Camino a mi razón de ser. De alterar cada luz que al final se presenta. Sortear cada obstáculo de forma elegante es lo que quiero, sin búrlame de la naturaleza ni del propio ser llamado “prójimo”; ellos son parte de mi aventura, de mi camino. Son en absoluto mi mejor acontecimiento para pregonar que estoy viviendo, que estoy haciendo mi aventura.

No encontré más papel para escribir que una hoja rayada en donde doy honor  y doy testimonio de mi bohemia, es todo un desorden, da  muestra  lo mucho que pienso. Busqué un espacio en donde seguir escribiendo-poco entendible pero lo tengo todo en la memoria-, y calmar a esa mi musa que me reclama: escribe para mí, que en el momento que me iré no podrás hacerlo por más que lo intentes. Unos golpes se escuchan al final de la carretera de agua. Todo se esfumo, más ya no pude seguir escribiendo debajo del árbol en de donde me encontraba.

viernes, 20 de marzo de 2009

La amada ausente - "Para Elisa" de Bethoven


Estoy solo en mi cuarto. Todo está en silencio. Oigo pasos que se alejan tras la puerta del pasillo de mi habitación, es mi hermano, puedo reconococer el sonido que da sus pasos al andar. Camino hacia la mesita en donde se encuentra el tocadiscos antiguo, hace mucho que no lo encendía.  Reviso en el coleccionador y cojo cualquier  disco de vinilo y me propongo a ponerlo en el reproductor, lo saco de su protector, alzo la manecilla y coloco el disco y la reproduzco.

Empiezo a escuchar apasionadamente las primeras notas, producto de quizá de la amante ausente, la canción “Para Elisa” del gran Beethoven.

Cada nota que suena entre dulces y  melancólicos golpes sentenciosos, son un latido mas ganado, dejando atrás cada segundo muerto. Doy media vuelta y caminando pensativo me acerco hacia mí escritorio, siento las ganas de querer escribir, cojo una pluma y un papel, y empiezo:

Amada ausente, hoy que te amo con tanto esmero, mi corazón se acelera, tan rápido que creo a punto de estallar como un volcán.  Hoy que te siento tan ausente, tan fuera de mí; creo amarte más, creo sentir tus besos, tus labios frescos, tus aires respirar, sentir tus pechos junto al mío; siento que acaricias mi cabellera con tantas ganas, con esas  tus manos suaves y lentas, y yo me siento tan extraño porque por primera vez en tan romántica escena de escuchar cada nota que se van con los segundos que son ahora del pasado de esta canción que oigo, te he sentido tan cerca de mí, tan dueña  de mi; nos hemos sentido derrotados, tan presentes,  tan amados, y de pronto el ritmo es otro, nos sentimos envueltos por las notas, nos hemos sentido un solo cuerpo.

Y volvemos a dejarnos llevar por los primeros ritmos que siguen en esta canción. Por momentos todo pasa rápido, para dejarnos llevar lentamente, y volver a decirnos al oído te amo. Dejo caer por un momento la pluma y creo tocar tu rostro, tus cabellos rubios, tu frágil nariz, rozar tus pupilas, dibujar por completo tu rostro con mis manos. Pero triste final, todo se va desvaneciendo de pronto. La canción da su último latido expresado en el piano del gran Beethoven  y  todo se borra en un santiamén, todo muere de golpe, y soy yo, solamente yo, como el derrumbe de una montaña de nieve escuchando a Beethoven  y con  la amada ausente.

Enrique chaz

viernes, 6 de marzo de 2009

Piedra negra sobre una piedra blanca

Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París y no me corro
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.

César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro

también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos...

C.V.

""...........................""

"Hay golpes en la vida tan fuertes... ¡Yo no sé!
 "Yo nací un día / que Dios estuvo enfermo"

martes, 24 de febrero de 2009

Dos cuerpos encontrados¡¡¡


Como deslizando la pluma sobre tu cuerpo blanco y maduro para escribirte, me inspiro.
Sueltas cada mirada dulce y penetrante que me llega hasta esta, mi alma extraña.

oh¡¡ ya hacen dos cuerpos desabotonados, sin órbitas.



Tus manos. Tus manos suaves enredadas con las mías, te apreso para sentirte solamente mía.
Y dejo huellas en todo el recorrido de tu silueta como la orilla del mar, volviendo a besar una y otra vez, lo que besé.

Nos miramos, muy cerca nos miramos, parecemos estar en un solo cuerpo, en una sola alma, en un solo ser. son trágicamente dos cuerpos encendidos y torpes buscando camino.

Tus labios, tus labios fríos que los abrigo con mi boca de lobo que te siente comer a cada segundo, soy un salvaje de palabras. Racimos de flores dulces que tiendo en tu alma para amarte.

Y volvemos una y otra vez al mismo ser que nos mantiene en estancia, envuelto por gritos sanos, y empujados por la llanura de lo delicado, lo lento y lo pasible que se pueda deshacer como las nubes, como el hielo al sentir el calor de dos cuerpos extraños, diferentes y amados.

Y soy la huella en tu cuerpo, el regocijo de tu alma, soy la humedad de tus labios, el verso de tu alma. Pero al final de todo somos dueños de estos, nosotros mísmos…el de dos cuerpos encontrados.

viernes, 20 de febrero de 2009

La niña esta que llora...

   La niña está que llora, la niña no deja de llorar, ha perdido muchas cosas en la vida, lo llego a notar por la intensidad de sus lloros. Yo la miro de lejos, queriendo acercármele para calmarla, pero temo su rechazo. Ella sigue llorando. Sus suspiros son profundos y largos. Cada lágrima rodea su mejilla. Unas mueren en su boca pequeña de brillo natural y otras se dejan caer en su vestido blanco parecido al de una quinceañera.

Ella acerca sus manos para ocultar su pequeño rostro moreno. Ella ocultó su rostro. Sus cabellos negros se notan agotados, parecen haber muerto de tristeza.

Yo le sigo mirando queriéndo una vez más acercármele, no logro hacerlo. Lo pienso mucho. Temo rechace mi ayuda. Está muy triste. Creo  que debe desfogar  en lágrimas, su dolor.

Un pequeño y frío viento choca contra su rostro. Ella abre sus manos asustada más que sorprendida. Parece mirar mí detrás. Yo le abrí la ventana. Ella necesita respirar sin ningún esfuerzo. Yo doy media vuelta y la miro de reojo, ella también me mira. Rodeo toda la sala con pasos lentos y cortos. Ella me sigue mirando. Sus suspiros ahora parecen ser menos. Seca con sus manos húmedas sus pequeñas  lágrimas. Yo sintiéndome  más en confianza tras ser perseguido por su mirada delicada, triste, profunda e inocente, le acerco mi pañuelo.

Ella acerca su mano lentamente, pero segura de sí. Lanza por última vez  una mirada hacia mí y se empieza a secar su rostro adormecido y colorado.

Ella deja de secarse. Sus ojos están hinchados. Me sonríe y me devuelve el pañuelo mojado-son lagrimas de niña triste-, lo guardo en el bolsillo de mi camisa. Yo me acerco y me siento a su lado. No le pregunto porque llora. Le abrazo. Ella hace lo mismo. Nos abrazamos fuerte. Tras mirarme hunde su rostro en mi pecho, necesitaba un abrazo. Yo le hice feliz en ese momento, lo sé, porque me sonrió a medio liberarse por un momento de mi abrazo. Yo soy feliz de abrazarla y ella es feliz de encontrar a quien abrazar.

Enrique chaz¡¡¡

sábado, 7 de febrero de 2009

""El joven hechizado""

                Al joven  hombre le acusaron de  locura. Hace un tiempo cuando caminaba por el bosque se encontró con una mujer de muy bella figura, ojos celestes, alta, de cabellera rubia y de una sonrisa que iluminaba su rostro. Su indumentaria consistía en una pequeña blusa blanca que resplandecía como la nieve y que hacía verso con su piel blanca, además de un pantalón, hecha de una fina tela, lleno de colores claros.  Él le hablo, ella se le acercó. Él no dudo en saludarla. Él respondía a las interrogantes que le hacía con su voz delicada y suave. Las hojas de los arboles parecieron ponerse más verde de lo normal, las hojas viejas se rejuvenecían, y alrededor de ellos empezaron a nacer nuevas plantas. Ella le sonreía. Le pidió que la acompañase por todo su camino, quería caminar por todos los senderos posibles del bosque, conocerlo por completo, durante un mes. El de inmediato le dijo que sí. El joven con una señal  que hizo con su mano, le indicó a que diera el primer paso.

Durante el recorrido conversaban de muchas cosas: ¿De dónde es señorita? ¿Cómo ha llegado hasta este lugar? ¿Cómo se llama joven? ¿Por qué una mujer tan bella andaba sola por el bosque? ¿Porqué un joven como yo podía acompañarle por la vida?...

Él le enseñaba como se llamaban los animales, las flores y  las  plantas, y cuanto bien hacen al mundo (pero ella lo sabía todo y le dejaba al joven que se lo contara).

El primer día se quedaron a descansar entre las ramas, uno distante del otro, hasta el amanecer.  El segundo día ella durmió y él no, porque decidió cuidarla durante la noche de los animales feroces.  Ella aceptó, aunque le insistió que no había problema que descansara.

El tercer día el joven le  acompañó pero muy cansado, tenía sueño, quedándose dormido durante la tarde en un arbusto. Ella le cuidaba.

Al siguiente día, igual. El joven hombre la velaba durante la noche, y él descasaba durante las tardes unas horas, mientras ella cantaba o se quedaba meditando sobre la vida. Así pasaron los siguientes días.

El día veinticinco mientras caminaban por la ribera, él se preguntó  porque desde entonces que apareció la joven bella, nadie había en el bosque, solamente ella y él. Lo pensó por unos momentos pero no le tomó mucha importancia.

Ya para el día 28, el último día del mes. Según ella le explicó en el día 8 del recorrido, que donde vivía ella, seguían la cronología del calendario maya.

Él se puso muy triste al saber que se iba. El joven quiso besar su frente y decirle que se había enamorado de ella, pero no lo hizo, llevando con él una pena muy grande, pero de alguna manera ella le alegro diciendole que regresaría, pero que no sabía cuándo. La joven bella se fue alejando poco a poco, desapareciendo por completo su delgada figura a los pocos segundos.

El hizo lo mismo.

Al llegar le contó a su familia, justificando su ausencia, durante 28 días. Nadie le creyó.  Y todos los días en su cuarto el empezó a escribirle a ella. Guardaba cada escrito en un cajón con llave. A veces la dibujaba en la pared.

Su madre empezó a creer que estaba loco, que alguien le había hecho algún daño, su padre y sus hermanos empezaron a pensar lo mismo, porque hablaba tanto de ella, pero ni siquiera sabía el  nombre de la joven bella.

A veces salía al bosque a buscarla pero regresaba a las pocas horas, sin noticias de ella. Todos en la ciudad no dudaban que estaba loco, y lo empezaron a tildar, como “”el joven hechizado””.

Él no hacía caso a los murmullos de la gente, ni mucho menos su familia, el solo creía en él, y que algún día la volvería a ver, y que declararía su amor a la joven bella y que se casaría con ella y que vivirían cada momento como si fuera el último.

viernes, 6 de febrero de 2009

INVITACIÓN A MI ESTRENO COMO POETA

Es interesante la vida, hoy pude estar por otro lado caminando y conociendo lugares muy atractivos en un país extranjero, pero me enamoró un grupo de Poetas y escritores, bueno no hubiera dado con ellos si mi amigo fernando no me hubiese llevado por ese sendero, pero bueno, aqui estoy en mi pais, en mi ciudad, soportando todo y expresando lo que siento y lo que soy, en mi blog y en mis obras.
En concreto he sido invitado para este 13 de febrero(un dia antes de la celebración "del amor y la amistad")  a un conglomerado, lugar en donde asisten escritores y poetas, y quienes se sienten atraidos por la literatura en sí. Yo leeré y me estranaré como poeta agradeceré su asistencia, agradesco también  quienes visitan mi blogs (amigos nacionales y extranjeros) y me escriben al correo, gracias a todos y espero encontrar a quienes esten serca de chiclayo a verme leer mis poemas. yo seguiré escribiendo y esperando publicar mi nueva obra y seguir escribiendo para ustedes.

Hasta entonces el conglomerado esta ubicado en la siguiente dirección:
Elías Aguirre nº 959 – Chiclayo, a las 8 de la noche. Día 13 de febrero.
a bientot  ¡¡¡
Enrique chaz

Poesía: Una luna, dos lunas, tres lunas…

Una luna, dos lunas, tres lunas…

¿Quién sabe soñar? No quiero despertar.

Una paloma, una serpiente, un insecto.

Volar, trepar, correr, caminar.

Cielo, tierra. ¿Dónde estoy? ¿A dónde voy?

Un camino hecho, camino yo me hice.

Una noche dormí, desperté temprano.

Sol, mar, tierra.

¡Naturaleza¡

Soy ave que vuela bajo.

Soy un lobo hambriento.

 Una hoja que cae, un árbol que nace.

Un hombre en el desierto.

Soy muerte, soy vida.

Soy luz en las noches.

Soy sombra.

Soy palabra encendida.

Soy libertad y cárcel de mi mismo.

Crecer, experimentar, valorar.

Soy susurro en el oído ajeno.

Soy palabra muerta.

Alegría, tristeza, pena, esperanza.

Muero al nacer y

al nacer soy otro.

Soy carne, soy vacío.

En otras vidas quizás sea un mal hombre.

Ésta vida no se acaba, quizás lo sea.


Enrique chaz

martes, 27 de enero de 2009

“El poeta es un ser que lo expresa todo y lo soporta todo”

“El poeta es un ser que lo expresa todo y  lo soporta todo”

Hace tres semanas más o menos. Después de haber leído dos obras: “El retrato de Darían Gray” (Oscar Wilde) y “Llamadas telefónicas” (Roberto bolaños). Cité dos frases: “El artista lo expresa todo” y “El poeta lo soporta todo”, respectivamente. Y que después fusioné, para formar una tercera.

Como sabemos, al decir Óscar Wilde que “El artista lo expresa todo”, nos afirma que en forma general, no existe nunca nada inmoral que un hombre con don artístico no pueda revelar, ya que hasta el sexo te lo puede decir de forma que parezca algo natural y no, como para decir, que este hombre es un ser morboso, no. Por otro lado el Chileno, Roberto Bolaños, con su conclusión “El poeta lo soporta todo” nos anuncia que no es lo mismo decir que “El hombre lo soporta todo” a que “El poeta lo soporta todo”. En palabras propias, el poeta es un ser que puede pasar desamores, penas, desavenencias, soledad y otras cosas, que un hombre común y corriente no lo haría ni soportaría. El artista o el poeta, en particular, es un ser aparte de esta tierra, con una forma diferente de ver y apreciar la vida, que es capaz de soportarlo todo, absolutamente todo.

En conclusión llegué a formar la tercera frase, fusión de las dos anteriores mencionadas: “El poeta es un ser que lo expresa todo y  lo soporta todo”, y lo digo en forma general, porque el poeta hasta la felicidad lo entristece y la tristeza le endulza el corazón para escribir, entonces como decir “porque alguien es capaz de soportar tanto amor y dolor en el corazón ” y no es ni más ni menos, que un ser que lo soporta todo y lo expresa todo, como en una poesía erótica, de una forma artística y exquisita.

A todo esto, ya vemos al famoso poeta Español Gustavo Adolfo Bécquer cuando se divorcia de su musa inspiradora “Elisa Guillén ”a causa de esto, escribe sus afamados “Rimas” expresando el amor desgraciado y el dolor que le causo el abandono de Elisa Guillén

 

“El poeta es un ser que lo expresa todo y lo soporta todo”

“El poeta es un ser que lo expresa todo y lo soporta todo”

Hace tres semanas más o menos. Después de haber leído dos obras: “El retrato de Darían Gray” (Oscar Wilde) y “Llamadas telefónicas” (Roberto bolaños). Cité dos frases: “El artista lo expresa todo” y “El poeta lo soporta todo”, respectivamente. Y que después fusioné, para formar una tercera.

Como sabemos, al decir Óscar Wilde que “El artista lo expresa todo”, nos afirma que en forma general, no existe nunca nada inmoral que un hombre con don artístico no pueda revelar, ya que hasta el sexo te lo puede decir de forma que parezca algo natural y no, como para decir, que este hombre es un ser morboso, no. Por otro lado el Chileno, Roberto Bolaños, con su conclusión “El poeta lo soporta todo” nos anuncia que no es lo mismo decir que “El hombre lo soporta todo” a que “El poeta lo soporta todo”. En palabras propias, el poeta es un ser que puede pasar desamores, penas, desavenencias, soledad y otras cosas, que un hombre común y corriente no lo haría ni soportaría. El artista o el poeta, en particular, es un ser aparte de esta tierra, con una forma diferente de ver y apreciar la vida, que es capaz de soportarlo todo, absolutamente todo.

En conclusión llegué a formar la tercera frase, fusión de las dos anteriores mencionadas: “El poeta es un ser que lo expresa todo y lo soporta todo”, y lo digo en forma general, porque el poeta hasta la felicidad lo entristece y la tristeza le endulza el corazón para escribir, entonces como decir “porque alguien es capaz de soportar tanto amor y dolor en el corazón ” y no es ni más ni menos, que un ser que lo soporta todo y lo expresa todo, como en una poesía erótica, de una forma artística y exquisita.

A todo esto, ya vemos al famoso poeta Español Gustavo Adolfo Bécquer cuando se divorcia de su musa inspiradora “Elisa Guillén ”a causa de esto, escribe sus afamados “Rimas” expresando el amor desgraciado y el dolor que le causo el abandono de Elisa Guillén.

Enrique chaz


domingo, 18 de enero de 2009

La chica de Mexico ...parte 4

Leía el siguiente poema de forma más pausada,  a la vez que miraba de reojo lo que hacía; me empecé a sentir intranquilo. Me puse a pensar que ésta no era la mejor solución para no caer en la tentación, al contrario estaba empeorando, ella estaba logrando poco a poco su cometido.

Mis ojos, ésta vez, estudiaban su cuerpo blanco y delgado, además, de su cabello rubio en libertad. La mexicana respondió de pronto a mi mirada, y me indicó que siguiese leyendo, agregando que le gustaba mi voz y la forma en que leía. Quedé un momento en blanco, pero, reaccioné y seguí con mi declamación, a la vez que pensaba que la poesía de alguna manera, estaba logrando efectos en ella. Así qué, lo único que se me ocurrió como  plan B, era empezar a alterarla.

Era una barbaridad el poema, no, mejor dicho, un desastre total. Giselle se sorprendió al ver que no tenía ritmo ni mucho menos, coherencia y me dijo: que pasa, estaba muy bien el poema. Sin embargo, me di cuenta de algo, sí, verdaderamente estaba atenta a lo que leía. Entonces, era cierta mi suposición sobre los efectos que pueda causar un poema en una mujer. Me quedé mudo y seguí deformando el escrito, hasta el punto que empecé por  hablar indecencias. 

enrique chaz 

sábado, 17 de enero de 2009

La chica de Mexico...parte tres

Ella seguía acostada, boca arriba, en la cama. Después de un momento le ofrecí, dudando: ¿quieres que te lea algo? Levantándose inmediatamente y dibujando una sonrisa en su rostro: sí, dale. Un poema.  Saqué de mi bolsillo uno que escribí  pensando en la mujer amada. Mientras arreglaba el papel para leerlo cómodamente, me puse a pensar rápidamente que sólo tenía dos opciones para  zafarme de tan grande tentación: una era que durante el tiempo que estuviera allí, la llenara de poemas y el otro, caer en la misma tentación, a la vez que  le rendiría honores a la frase del escritor Irlandés, a quien admiro mucho, Oscar Wilde: “La única forma de vencer una tentación es dejarse arrastrar por ella.”

Giselle se puso cómoda en la cama.  Yo agarré una silla y la acerqué, haciendo frente de ella, me senté. Me miró con esos ojos grandes que, por más que no quiera calificarlas, lo hacía; muy a pesar de que, realmente con quién debería vivir estás ocasiones, fuera más bien la mujer que amo. Todo pensamiento o ideal de vida que tenía sobre la mujer amada, se  encontraba a prueba en esos momentos, incluso los efectos que puedan causar los poemas en una mujer.

Bueno, empecé a leer.

Yo leía, ella escuchaba atenta; al parecer.

Mientras seguía leyendo, ella empezó a soltarse el cabello. Yo me detuve un momento a observar lo que hacía, pero continué sin darle mucha importancia.

De repente se despojó de su blusa celeste, la que traía desde la mañana, de forma muy ligera y sensual. Tras quedarse en reposo por un momento y dar un  sorbo muy largo de aire, continuó con su sostén -esta vez yo la quede observando muy atento, sacándome por instante de la concentración-. Seguidamente empezó a dar movimientos muy suaves, muy lentos. Alzó con su mano izquierda su sostén celeste con manchas blanquizcas; le dio tantas vueltas, como si fuese una elipse, hasta soltarlo y dejarlo caer cerca al armario.

enrique chaz

miércoles, 14 de enero de 2009

LA CHICA DE MEXICO..PARTE 2

Ya me sentía cansado del viaje, pero igual sentía las ganas de seguir bebiendo un rato más, no es que me encante beber, solo que quería encontrarle una razón especial para seguir a lado de tan bella mujer. Ella me coqueteaba con los ojos. Yo empecé a jugar con mis manos al vaso que, se encontraba con un poco de licor. Ella me seguía observando. Bueno -le dije, después de un largo silencio- sígueme contando sobre tí: bueno, que quieres que te cuente- reímos-, me respondió, cual fama de atrevida y acento mexicano que tienen para hablar y hacerme pensar que me está gritando.

No sé, que me quieres contar tú, le dije.  Se quedo pensando por un momento; empezó mirándome a los ojos y terminó acosando los detalles que se encontraban alrededor. Sí, había pocas personas a nuestro alrededor.

Vayamos a otro lugar, ya tengo sueño. Le dije, pero primero termina de contarme sobre tí, además, damos tiempo para acabar de tomar los tragos. Me respondió, haciéndome una mueca (torciendo la boca para un lado): No quiero hablar sobre mí pasado. Me interesa más lo que pueda hacer en el presente y en el futuro. Está bien, le dije. Pero notaba algo discordante más que en ella, en su pasado. No insistí más por saber de su pasado, así que cedí a su sugerencia. Nos paramos, dejamos unas botellas en la mesa y seguidamente llamé al mesero. ¿Cuánto es, míster? Son 147 soles, me respondió. Inmediatamente se interpuso la mexicana, cortando nuestra línea de dialogo, que tenía con el mesero: yo lo pago, yo lo pago, recalcó. Me quedé apagado. Lo mire al mesero y le hice un gesto de: bueno, que te pague ella.

El siguiente escenario en el que nos encontramos, era un  hotel, en donde se encontraba hospedada; estabamos en el pásaje que dá a su habitación, para ser más exacto. Miré la hora en mi celular, ya era tarde, las 10 y 30 de la noche.  Le dije: hasta aquí no más termina nuestro recorrido. Me miró con esos grandes ojos celestes, y se acercó a mí, y respirando el mismo aire y con una voz sensual: vamos, entremos a mi cuarto. Me quedé enmudecido. No por no saber que responderle, sino que para hacer algo con cierta mujer tenía que sentir amor, lo cual no sentía ni lo más mínimo por ella, o tener que arrancarme el corazón del pecho de alguna manera, para lograr cometer tal aventura, que de hecho era muy tentador. Le dije, seguro de mí: la verdad que no puedo, pero amo a otra persona y tú, lo sabes. Además el poco tiempo que nos conocemos no merece terminarlo en una cama. Sonrió ante mi respuesta y me repitió lo mismo, cuando nos encontrábamos en la piedra de los 12 ángulos: Me estoy enamorando de tí, Me estoy enamorando de ti, me repitió y agregando: cada vez más, me gusta tu forma de ser. Sus palabras eran muy seductoras, sin contar lo bella que era. No supe que decirle, sentía que debería arrancarme el corazón y responder en actos, sus palabras.

Ella empezó a abrazarme. Se apoyó a mi pecho con sus pechos suaves, blancos y pecosos. Caray, dije dentro de mí ¿Qué hago? Pensaba más en la mujer amada. Moví mi cabeza, diciéndole que no, que estaba mal. No podía hacer algo con ella, mi corazón no la soportaría. Quedó atenta a mi respuesta y me cogió las manos y llevándome a su cuarto, me aseguró, que haríamos solamente lo que yo quisiese. Entramos.

El cuarto era muy acogedor, luces blancas  y amarillas, una lámpara muy bien trabajada con diseños incaicos, y una cama muy bien tendida, que cada vez que la observaba me la imaginaba absolutamente desordenada al amanecer.

No, dije, no. Ella se sorprendió: no qué. No te he ofrecido nada. Le dije, no pasa nada, me encontraba pensando en otras cosas. Concéntrate en pasar la noche y en nuestra amistad. Bueno-le respondí-, ok.

Me ofreció café, estaba muy frío, ella también se sirvió. Nos sentamos en la cama y brindamos por nuestra amistad- ni con el licor lo habíamos hecho-, tomamos hasta la última gota. Ella se echó hacia atrás.

Durante las horas que estuvimos en el bar, le conté que era escritor y que algunas veces me inspiraba para escribir poemas, así que no me consideraba poeta. 

CONTINUA PARTE 3...

ATTE

ENRIQUE CHAZ

lunes, 12 de enero de 2009

La chica de México

     Ella es un chica alta, muy extravagante, muy bella, pero, metida por  completo en este mundo del Hi5, el Facebook , además de tener un blog. Bueno, no digo que sea malo este mundo tecnológico.

Su nombre es Giselle, es mexicana. Nos conocimos en un paseo por el Cuzco. Ella tropezó conmigo de repente en la entrada. Yo llegue caminando, después de una larga y difícil travesía; ella lo hizo en tren. Los dos caminábamos sin rumbo. Ella se adelantó a disculparse, y yo sin queja alguna me quedé imprevisto y  un poco anonadado, por la mujer con la que tropecé: era bellísima, muy bella. La había visto vagamente hace dos días en Oyataytampu, lugar en donde parte el tren hacia la Ciudadela Inca de Machu Picchu , pero no le tomé mucho interés, tampoco pensé encontrarla, ni mucho menos de esta manera. Tartamudeando respondí a sus disculpas: La culpa fue mía, disculpe usted, más bien. No tardamos en presentarnos. Le pregunté cuantos años tenía, ella me respondió: ¿cuántos años me pones tú? Bueno, me demoré en responder, ya que no sabía que decirle, tal vez falle en cuanto a mi suposición. Le indiqué, 18. Ella sacó sus ojos muy afuera de lo normal. Pensé lo peor. Empezó a reír tan fuerte, que por un momento fuimos el centro de la atención. Yo también reí fingidamente. Cuando estuvo más calmada, le dije: pero ¿por qué te ríes? Ella me explicó con unas lágrimas en los ojos de tanto reír:   Es que gracias a tí, tengo menos edad, me siento feliz, gracias amigo, se acercó a mí y estampó un beso con sus labios rojos bien dibujados, en mi boca. Yo quedé lo más desvanecido posible.

Nos encontrábamos por la piedra de los 12 ángulos. Giselle me llevaba de la mano ( a pesar del calor y el nerviocismo que hacía que sudacen mis manos); de repente me tumbó de espalda contra la piedra, y me ofreció hacer algo fuera de lo normal. La chica me siguió sorprendiendo. Yo, una vez más anonadado, no supe que decirle y ella asumió por positiva mi respuesta.

Empezó por acariciarme el cabello y a besarme. Yo no hacía nada, cualquier otro hombre apetitoso de belleza femenina, hubiese hecho lo contrario. Ella cumplía el papel principal, yo un desentendido.

La verdad yo no había llegado al Cusco con esas intenciones. Yo amaba a otra persona, no concretamos el idilio, porque justamente cuando decidí confesarle lo que sentía, ella ya se encontraba a unas horas de viajar a su tierra. Yo no dije más, y me aseguró que ella no era muy creyente de las relaciones a distancia, desechando por completo mis intenciones.

Giselle seguía besándome, yo de un momento a otro (creo yo, reaccionando  mas por el amor que sentía por la mujer amada),  la empuje hacia atrás. Por un instante creí haber hecho mal, y le pedí disculpas. Ella me respondió: no, no te preocupes. Su cabello rubio estaba desordenado, acerqué mi mano para arreglárselo. Ella me cogió la mano y me preguntó, por qué no quería besarla. Le empecé a explicar…

Después de que la puse al tanto de lo que sucedía en mí, me recomendó perderme con ella. Yo no di por asumida su consejo, le dije que no. Ella segura de sí misma: no te preocupes, pronto te olvidaras de ella y me vas a empezar a querer. Le dije: no sé, cual sea tu forma de pensar, pero considero que deberíamos seguir caminos diferentes. Ella, con su acento mexicano: no, no pienses eso, me caes bien y quiero algo serio contigo. Le respondí inmediatamente, esta vez sin titubear: yo solo he venido al Cusco a  conocer, más no, a tener alguna relación con otra mujer.  Sin menospreciar mi respuesta, me dijo: Me estoy enamorando más de tí. Sentía que sus palabras atravesaban mi pecho. Le recomendé que no perdamos mas el tiempo en este asunto y sigamos conociéndonos durante el recorrido.

Ya por la noche, nos encontrábamos en un bar de la ciudad, bebiendo uno que otro trago, caro. 

Esta es la primera parte. Lo continuaré en una próxima publicación y si les llega interesar bastante, no desesperen.

Atte

Enrique chaz

Mil disculpas

Bueno. Disculparan todos aquellos que visitan mi blog, el haberme ausentado después de tanto tiempo, casi un mes. Estuve dedicado  estos días a  proyectos personales, claro, el blog también es uno de ellos. Sin embargo, mi ausencia  más que todo se debe a que estuve meditando lo que pretendo hacer durante todo este año 2009; tuve algunos proyectos al finalizar el anterior año que deseche por completo  para continuar otros (los propuestos en estos días de ausencia).

 Estuve muchos días en el campo, alejado de la ciudad, del ruido, un poco del sistema y de la tecnología, bueno no del todo alejado, tenía mi laptop a la mano, el cual llevé para escribir algunas cosas que me venían a la cabeza, además para escuchar un poco de música peruana: Alborada, Los Kjarkas y otros por ahí, bueno, tampoco del todo fue peruano, estuve también escuchando música reggae, ska. El punk, sí, lo  deje de lado porque no quería mucho ruido, sería irónico querer alejarme del ruido para escuchar otros ruidos, disque más estudiados.

En el último día de campo, estaba pensando que escribir en el blog  y justamente, sin buscar más historias, conversando con una amiga, me acordé de una, que a continuación les cuento: