domingo, 21 de diciembre de 2008

EL POETA UNA VEZ MÁS ESCRIBE DEL AMOR

AUTOR: JAVIER VILLEGAS  
POEMA:                                  "El amor es más..."

El amor es más de lo que tú imaginas,
cuando te hablo como para que no me oigas,
es estar compenetrado con la gente y sus quimeras,
es darse como el ulular de las sirenas,
es darse a los demás,
para que no decaigan sus auroras.

El amor es más de lo que tú intuyes,
cuando yo te miro y vos me miras,
es estar dispuesto como las sementeras,
para levantar la música de las primaveras,
es estar sumando a nuestras huellas,
las bocas que hoy callan,
pero que no doblegan sus banderas.

El amor es más cuando sumamos,
a los buenos propósitos, buenas acciones.
El amor es más cuando leemos,
en nuestros cuerpos las aberraciones,
que el sistema los crea y no lo entendemos.

El amor es más que tocarse los cuerpos
e irse a la cama sin mitigaciones,
el amor es más cuando se sueña,
se dice, se actúa y se conviene
a dejar de lado las posturas,
para entregarse en cuerpo y alma,
para que la noche no siga tejiendo sus marañas.

El amor es más,
si tú y yo de tanto besarnos descubrimos,
que a la suma de los besos,
se le resta su entereza
y con sólo mirarnos concluimos,
que al amor a dúo pierde fuerza,
porque el amor será más si le imprimimos,
el vigor de lo humano,
de la sangre y la esperanza.


saludos ilustre¡¡

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viernes, 12 de diciembre de 2008

"La pasión de un artesano"


“La pasión de un artesano”

¡Terminó de pulir la madreperla, dándole la forma artísticamente de un colmillo!

Sus lijas ásperas, apretadas por los dedos de  “El Peruano” contra el colmillo, le dieron un alargado y fino brillo, que se dejaba contemplar  por  toda su silueta, que medía más o menos un dedo meñique. Aquél majestuoso brillo de las madreperlas, le iban acompañar hasta hoy aproximadamente 20 años dedicados a la artesanía.

El martes 21 de noviembre había terminado en su casa –casi al atardecer- de diseñar dos collares, muy ataviados ellos; le dedicó cerca de 1 hora a cada una.

“El Peruano”, apelativo de Ricardo. Lo apodaron así, sus amigos, tras ver que diariamente su indumentaria tenía  los colores representativos de la bandera Peruana: Polo blanco, con letras rojas que decían “soy peruano” y un buzo como su sangre.

De niño cavilaba un sueño: ser un gran abogado ¡sí! un excelente abogado, que haría cumplir las leyes más justas y más justas que las leyes del hombre, las leyes de dios padre: El pensamiento de la verdadera justicia.

Estudió en el colegio San José de la ciudad de Chiclayo, lugar donde nació, hasta los 12 años. En las aulas aprovechaba la ausencia de los profesores y el bullicio de sus compañeros que hacían al jugar, para crear sortijas, dijes, y collares; ya que empezó a trabajar de ayudante de un artesano;  lo que aprendía, además de lo que ganaba, los ponía en práctica para hacer sus propias creaciones.

Toda su ilusión de ser un ilustre “Defensor de las leyes”, quedó en una mera ilusión de niño, quedándoselo el tiempo. Su madre no tenía para pagarle los estudios, y su padre murió a los 27 años, a causa de una tuberculosis que adquirió en un hospital de la ciudad, ello lo obligó a dejar los estudios -éste es uno de aquellos “golpes de la vida” de los que alude el Poeta Cesar Abraham Vallejo Mendoza, en su poema “Los Heraldos Negros”-, pero esto no fue obstáculo para realizarse; siguió adelante y el destino y su juventud lo llevaron por un camino al arte, lo que más le gustaba hacer y no había descubierto hasta entonces: ser un artesano, un creador de artes, de artes.

En los años 70, siempre sentado en una banca de madera, acompañando a su madre, se daba el gusto de admirarla, por lo mucho que hacía para darles, junto a su otro hermano, la mejor educación.

 Ella se llama Juana, en ese entonces tenía 23 años. Trabajaba lavando ropa; cada vez que se disponía a cumplir con su labor, no faltaba la radio, que trasmitía el boom de la música romántica, con esos tonos sentenciosos que envolvían a cualquiera: Los iracundos, Leo Dan, Danny Daniel, Rafael y otros que causaban en su joven madre, cantarlas en voz alta y melodiosa, como si cada letra que dejaba escapar intencionalmente del fondo de su corazón, describiera parte de su vida, latido tras latido.

Después de dejar los estudios, el señor artesano se lo llevó por varias ciudades, uno de ellos es “José Olaya” un lugar en la Capital, en donde, se exhibía artesanía para los turistas, quienes demandaban bastante estos productos y a excelentes precios.

De regreso a Chiclayo, y con la suficiente capacidad para hacer lo suyo, empezó a vender. El primer lugar en donde se instaló, fue al costado del Municipio de Chiclayo, ahí junto a otros colegas, empezó a sentirse en linaje.

El tiempo pasó, y también aprendió orfebrería, apasionándose más en su arte. Y como si justificara la frase del célebre Oscar Wilde “Todo arte es inútil”, sentía que parte de su ser, era lo que vendía, pero le satisfacía que su arte sea apreciado por el público, quien con deleite los llevaban en su cuerpo.

Piedras ónix, piedras lapislázuli, piedras serpentinas, nácar, madreperlas, cachos de toros, cuero, cáscaras de coco y todo lo que ofrece la madre naturaleza, las transforma en dijes: cruces egipcias, colmillos, octógonos y en diversidad de formas y figuras; para ser utilizadas en el cuello o como pulseras.

Junto a sus compañeros, se trasladaron unos años más tarde,  a uno de los pasajes de  Woyke. Ahí en donde las noches frías, iluminado en determinados sectores, era el recinto de jóvenes prostitutas, lo convirtieron en un pasaje de artesanos.

Ricardo, hoy tiene 35 años, trabaja exhibiendo su artesanía en uno de los pasajes de Woyke. Tiene 2 hijas: Darma de 10 y Carla  de 8 años, a quienes solo puede dedicar su amor de padre, los fines de semana, porque su trabajo y el colegio, son obstáculos imperantes en no dejarlo disfrutar alegremente de sus pequeñas.

El vender artesanía le permitió conocer personas muy agradables, de distintos lugares del Perú y del mundo; el idioma no era obstáculos para entablar conversaciones con ellos y promocionar su arte. Ahí españoles, franceses, americanos, y canadienses confían en su arte, como en su persona.

En pasaje Woyke desde entonces ya era una aventura, más que un pasaje de artesanos, que regocijaba como si fuese su segunda casa. Respirando aire fresco, era el lugar exacto para sentirse libre de cualquier problema, de hacer lo que más le gustaba: “Ser un artesano”.

Enrique chaz

viernes, 5 de diciembre de 2008

“Javier Villegas, el Poeta”

Apenas nos habíamos conocidos hace unos meses de forma efímera, apenas unos saludos y alguna que otras palabras intercambiadas fueron las claves para recordarlo y volver a conversar casualmente en pasaje woyke ,y esta vez de forma prolongada, y aunque no conociendo su ilustre personaje como tal: Poeta y maestro, y ante todo una excelente persona.

Me encontraba como siempre con mis amigos artesanos en pasaje woyke, lugar en donde revelo mi presencia para alivianar los problemas, por distraerme o para conversar uno que otro tema interesante.

Mientras los artistas, piropeaban cada joven bella que pasaba por el camino, luciendo sus atrevidos cuerpos, yo dialogaba con Fernando un casi don Juan, apelativo que me interpuso de inmediato, pues me dijo que él no es un Don Juan, que solo le gusta alagar cada rostro tan bien dibujado de las mujeres. Mientras Fernando se anteponía respondiendo lo que le dije, se apareció un señor de menuda figura, de rostro ovalado, con bigote y de expresión muy exquisita. Era un míster, quien apenas se presentó en el acto, empecé por rebuscarlo en mí memoria e ilustrarlo en el momento. Bueno nos saludamos, y despues de ponerlo al tanto de lo que conversaba con Fernando, empezamos a recordar en donde nos habíamos visto…

Después de hacer presente lo pasado, la conversación se encendió como el fuego, ya que me empezó a hablar de él y de su vida como poeta. Realmente sincronizamos del todo.

Le conversé muchas cosas. También de mi vida, mi pasión por las letras, el de sentirme escritor y no como un poeta, poeta si algunas veces y hasta hoy no dejo de escribir poesía pero realmente no me siento poeta- le decía- no me siento poeta¡¡ eh leído a varios poetas: el francés charles Baudelaire, al mismito julio Cortázar, el infaltable pablo Neruda…

Más me gusta escribir novelas. Escribo a cada rato, en cada momento en que mi espíritu es un delator de la realidad, a la cual la imaginación la perfecciona.

Bueno, así intercambiamos muchas cosas y anécdotas. Ya no nos encontrábamos en pasaje Woyke, la plazuela era el otro escenario, en donde al llegar me ofreció un cigarro que compró al ambulante, el cual apenas fume; antes le dije que no acostumbraba a fumar porque no me gustaba contaminar el medio ambiente y porque así mis padres me lo inculcaron.

Al llegar a casa empecé por investigar en el internet más de Javier Villegas. Entre tantas cosas que leí, me encanto mucho su poesía del libro “Mandaderos de la lluvia” dedicado a los niños; uno de ellos es:

El sapo y la luna

Un sapo croaba
camuflado en el agua
y la luna viajaba
vestida de enagua.

Saltaba y saltaba
el sapo encantado
y la luna observaba
con su color plateado.

El sapo y la luna
se andaban buscando
y cerca de la laguna
estuvieron charlando.

Juntos planearon
su viaje nocturno
y ambos se marcharon
en el mismo turno.

Detrás de la luna
el sapo remaba
porque en la laguna
la luna viajaba.

Realmente me siento agradecido de conocer tan gran poeta y persona, con una trayectoria muy reconocida. Aún aguardo leer más de él.

Después, me sentí con extrañas ganas de escribir algo en su honor, entonces empecé…

saludos¡¡
enrique chaz

enriquechaz_bohemio@hotmail.com

martes, 2 de diciembre de 2008

Prosper Mérimée : ""Crónica del reinado de Carlos IX ""


Hace unos años, mientras aguardaba las ganas de leer otra obra-en ese entonces el año 2003- de ciencia ficción. Recuerdo que estuve caminando por la avenida balta (Chiclayo), constantemente visitaba la librería "Feria de Libros", entre tantos libros hallé la obra de una historiador de nacionalidad francesa "Prosper Merimée", casualmente unos días antes había conocido en la iglesia, dos ciudadanos de Francia, uno se llamaba Tuenty (no sé cómo se escribe su nombre pero tal como me lo dijo lo escribo) y una joven llamada marianela (éste si lo escribo muy bien); además de un argentino, quien venía con ellos, Juan Carlos, pero con él no concordamos en afinidad de espíritus, así que solo conversaba con los franceses. Bueno ese no es el asunto al que me dirigía contarles.

 

"Prosper Mérimée"  desde ya su nombre me llamaba a leerlo, así que no tuve más reparo que comprar alguna de sus obras para satisfacer mi apetito por la lectura. la primera que compré fue "Crónica del reinado de Carlos IX" .

Ese día apenas lo leí de pasada, a pesar de que me atraía, recién lo haría más o menos a los 19 años. Hoy de vuelta, rebuscando entre tantos libros que tengo por allí, me encontré con ella. Traje todo recuerdo de ella y me atrevi a leerlo denuevo, y además para compartirlo con los que gustan de leer obras, o en este caso crónica..

 Esta obra me causó tanta curiosidad por que retrataba el reinado de toda una época, su forma de pensar y de cómo veían un mundo entre tantas espadas y caballos, es una obra en la que el autor cuenta muchas anécdotas de la época. Es una crónica muy atractiva, su forma de describir a los personajes y determinadas situaciones, son realmente bien pulidas.

En esta página la pueden descargar para leerla.

http://es.wikisource.org/wiki/Crónica_del_reinado_de_Carlos_IX

Enrique chaz